Para mi amado Lolo, la persona más fascinante que jamás conocí.

Atrapado en las brumas de aquella tarde de invierno.
Estancado en una calle sin principio ni final.
Con el tiempo ya en mi contra, ha caído ya el telón.
Todo perdió su sentido, acabó tu frustración.
Y todavía me reflejo en tus ojos vacíos,
Que no supe yo leer. Que no supe ver contigo.
Y el abismo que no vi, tú rajaste en mil pedazos.
No pude recomponer, tú diste el último paso.
Y ahora vengo aquí a agacharme y recoger espejos rotos.
De rodillas ante ti, sin el paso que tú diste.
Diste el último paso. El definitivo.
Donde no había vuelta atrás.
Y aquí al otro lado.
Secos ya mis ojos.
No me queda más que,
Verte volar.
Juntos fuimos uno.
Y llorar.
Fuiste un ángel roto.
Levedad.
Deja una respuesta