La vida hiere.
La herida nos hace cambiar.
El cambio duele.
El dolor nos mata.
La muerte llega.
La muerte no es el final.
¿Después?
¿Qué queda?
¿Después para quién?
¿El final para quién?
El cambio brota, y brotar implica romper.
La muerte sucede, y la muerte implica dejar algo atrás.
Un pedazo de ti. Un sueño. Tu cuerpo.
Pero algo queda.
Aunque ese algo se diluya en lo demás.
Porque lo que es ya fue antes, pero de otra manera.
Y todo lo que es ahora, será, pero de otra manera.
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