La fotografía «Llegada a destino»

Aquella suave voz y los toquecitos en mi hombro, consiguieron por fin abrir mis ojos.

_ Señoria, ya hemos aterrizado! Desviando mi mirada encontré el asiento de Solomon vacío, la azafata me miró extrañada;dándole las gracias me aligere en lo que pude para ver si lo alcanzaba. Pensaba en que le dejé muy mal concepto de mi y no fue para menos después de lo que escuchó escupir por mi boca, contándole a la azafata.

Allí a final de cola miraba con desesperación poder verlo, no paraba quieta, incluso pegaba saltitos para conseguir dar con él. Cuando puse mis pies fuera del aparato y visualicé a los pasajeros algo más desperdigados, mis ojos enfocaron a Solomon;en mi desesperada carrera mientras lo llamaba, me tropecé con varios pasajeros con los que me disculpaba sin quitarle ojo a Solomon. Me preguntaba que pasaba, porqué no me escuchaba, ya no nos separaba tanta distancia. Al ver que se detenía solté un suspiro; parecía buscar algo dentro del bolsillo interior de su americana, sonriendo reduje un poco mi paso ..

 _ Solomon siento todo lo ocurrido!  Por favor, acepta mis disculpas! Aunque lo tenía a escasos metros me embargó la sensación de lejanía; enseguida continuó su presuroso paso dejando escapar algo de su mano; algo que me golpeó en el pecho y cogí con rapidez para no perderlo. Al ver que era, alcé mi mirada buscándolo de nuevo; aquellas décimas de segundos bastaron para perderlo.

       Mi insistencia en querer dar con él de nuevo, me hizo esperar en la cinta transportadora hasta esa última maleta y deambular por la terminal hasta ver marchar prácticamente a todo transeúnte. El desconsuelo me afligía, me sentía tremendamente mal.  

       En el taxi de camino hacia la pensión contratada, miraba la fotografía con el sentimiento que me embargaba; como solía pasarme, en poco creé mi cúpula. Doy por hecho que hable en voz alta, pues la potente voz del taxista con acento sudaamericano me sacó del trance.  

_ Solomon y Ruby fueron  esclavos en la plantación Evergreen. Esa historia la conoce toda Nueva Orleans! Mi corazón se aceleró descontroladamente. _ Está bien, que le pasa!

Cuando conseguí tranquilizarme un poco, le pedí que por favor me explicase. Al escuchar la historia comprendí las sensaciones que experimenté con la presencia de Solomon; pero eso es algo que me guardé y no referí al taxista. _ ¡ Qué iba a pensar de mí!

_ ¿ Podría entonces facilitarme la dirección de la tienda de fotografía, Michel Dumont?

_ Sin ningún problema! Desde la pensión en la que se hospedará, el tranvía es la mejor opción. La tienda está en Bourbon Street, arteria principal del barrio Francés. En poco llegamos a mi destino;dándole las gracias por todo, me deseó consiguiera lo que deseaba.

    Esa noche apenas pegué ojo, solía pasarme cuando algo me afligía. Ya en la mañana subida en el tranvía, pensaba en cómo llevar a buen término el enigma de la foto; a escasos pasos de la tienda templé mis nervios. Al entrar y escuchar el saludo en Francés me dispuse a coger el móvil para hacer la traducción de lo que quería referirle; al comprender de dónde  procedía  comenzó una conversación en español  con su bonito acento Francés. _ Ni se imagina cuánto me alegra  que podamos entendernos sin necesidad de esto!

Con un gracioso gesto le mostré el móvil. Él sonrió.  

_ Yo también me alegro, la verdad es que es un alivio! Después de un rato de conversación, y habiéndole puesto en situación de lo que creí conveniente explicarle, le mostré la foto por ambos lados. _  Vaya, esto es extraordinario! ¡Puedo! Me gustaría observarla a conciencia.

_ Por supuesto ¡adelante! Poniéndose una de esas gafas lupa, comenzó su meticuloso reconocimiento; mientras lo hacía, conversábamos _ Me resulta muy extraño que después de tanto tiempo, se haya encontrado la foto en tan buen estado.Puede sentirse afortunada, son de esas cosas extraordinarias que pasa contadas veces en la vida. Yo suspiré.  

_ Me siento más que afortunada. Pero… quisiera saber si hay algo más en todo esto. Michel me miró tan intrigado como emocionado; la foto la hizo su mismísimo bisabuelo.

Continuará.  

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