SI FUERA ESCRITORA, LO NOTARÍA.

He cambiado de trabajo y está siendo muy duro. No estamos preparados para aprender a partir de los cuarenta y tantos… y menos para almacenar tecnicismos jurídicos y notariales. La frase con diferencia que más temo al abrirse la puerta es: “vengo a buscar una escritura…” A partir de ahí es detener la rotación de la tierra sin más ayuda que un segundo y breve comentario “Es algo que firmamos la semana pasada, hace diez días” que en lugar de ayudar y viendo armarios y estantes llenos de escrituras a rebosar, dan ganas de quemarlo todo, a lo Farenheit (451 hojas por segundo).

Pero si fuera solamente eso, todo estaría en un 7 sobre 10 de presión cuando no sabes lo que estás buscando y revuelves entre montones escandalosos de dosieres que salvaguardan, véase-búsquese: escrituras, actas, cancelaciones, testamentos, legitimaciones, daciones, herencias, provisiones, donaciones, separaciones, expedientes matrimoniales, divorcios, elevaciones a público, cambios de domicilio, poderes generales, acuerdos de pareja estable, poderes para pleitos, préstamos hipotecarios, diligencias y un sinfín más de expresiones que me siguen sonando a chino mandarín y que por arte de magia, todo el que me rodea espera que tengan que activar mi más familiar despertar.
No. Ese no es el gran causante de la presión insostenible. El auténtico problema del 11 sobre 10 es el espacio-tiempo; y es que en el mismo momento, en el preciso instante que alguien entra por la recepción a buscar una escritura que probablemente no sabré encontrar hasta pasados un promedio de siete u ocho minutos, siguen entrando visitas que vienen a firmar, un mensajero que viene a recoger un protocolo y no puede esperar, una señora mayor que viene a firmar un testamento con el DNI en la mano porque ya sabe que se lo pediré y me explica además que cambiará sus últimas voluntades porque ha traído mucha guerra a la familia, mientras la centralita ya hace tres luces que reclama que la atienda e insiste hasta que pulso la primera línea.
Mientras, y sin comprobar si hablo, pasa un compañero por allí y me recuerda que en la sala 3 solo queda un bolígrafo y en la 16 no está abierta la ventana para ventilar… Me muero por decirle que se meta el único bic por el culo y que acto seguido abra la ventana y se tire. Pero me limito a sonreír mientras contesto al auricular, harto de esperar mi voz y envío un correo con el recado, abro la puerta de nuevo, saludo, tomo otro DNI para escanear, le digo comedida a la señora del testamento que detenga su perorata (porque necesito cada segundo) solo en un gesto amable y simpático con mis dedos pulgar e índice rogando dos momentos, la aparco al final del mostrador y le ruego espera; a la vez que, el mensajero me rebufa por tercera vez por la espera interminable de noventa y nueve segundos.
En esto que sigo dictando sílaba por sílaba una dirección de correo electrónico y una compañera me atropella y me dice que en cuanto llegue su clienta, la acompañe a la sala 3 o a la 13. Por supuesto, porque en la 5 no hay luz natural, en la 2 por tener unas sillas y mesa metálicas el ambiente es frío, en la 10 no hay ventilación pero sí luz natural, y en la 11 tampoco, porque parece un despacho de video club. Vuelven a llamar a la puerta, dos chicas entran muy felices y dicharacheras, dichosas ellas. Una se queda en la cola, la otra me hace ademán que no me mueva y me dice que pasa a ver a una de las oficiales. Siguiente llamada…
Pasan más cosas por minuto que en Apocalyse now, la diferencia es que la de Coppola me parece más Un día en el parque de atracciones y mis secuencias diarias son más de El notario de los horrores.

Entran de nuevo por la puerta:
– Buenos días, vengo a buscar una escritura… la copia auténtica que encargué de un testamento.
Bien, la frase mágica, estoy a punto de hacer de Dorothy y golpear mis talones para teleputotransportarme a casa porque estoy muy Kansa(s)da.
-Buenos días, perfecto… ¿Está a su nombre? -yo siempre sonriente.
-¡NO! Por supuesto que no, está a nombre de mi marido, ¡por eso necesito la copia auténtica!
– Claro, claro, entiendo, pero entonces tendrá que venir su marido a pedirla…
– ¡Señorita, mi marido ha fallecido!, por eso YO he solicitado la copia auténtica.
Mierda, claro, por eso me repetían una y otra vez la diferencia entre copias simples y copias auténticas…
– Sí, sí, entiendo, perdón, por supuesto, que su marido está… está… -no soy una Goonie, pero no puedo decir “muerto”, cómo era la otra palabra en fino…- eh, bueno, ¡que… no está!. -abro más los ojos y sonrío breve mientras doy una palmadita no sé por qué- No hay problema. Ahora mismo se la saco… quiero decir, -a ver cómo salgo dos veces del jardín- … se la pre-pa-ro y la liquidamos… -esta última sonrisa es más por no llorar, las dos lo sabemos.

Suena el teléfono, por lo visto hoy toca hacer un remember de actualizar escrituras de después de los juegos olímpicos y no lo sabía, al menos en mi calendario no aparece nada… Así que, si no aparece en aquella carpeta que todos tenemos al fondo del armario, lo mejor es llamar a la notaría. También es práctico llamar a las notarías así, random, por si tus padres hace diecisiete años firmaron una hipoteca y una compra venta, y perdieron las escrituras, pero no sé por qué el teléfono de mi centralita siempre aparece el primero. Creo que en los dados sale el nombre de nuestra notaría. Yo sí que voy a perder los papeles en breve. Mis dos minutos (casi tres, lo confieso) de espera de los mensajeros, a ellos por alguna fuerza centrífuga desconocida se les convierte en una hora terrestre, lo que me hace pensar en si estoy realmente enfrente de ellos o todo esto es un error de Matrix.
Pasa uno de los dos notarios y me dice que por favor le pida hora en la peluquería, claro que sí, ¿por qué no nacería yo con un par de brazos más y bicéfala para poder hacer este trabajo de forma decente? Se presenta como un susto a recepción, una compañera ordenándome-pidiéndome una escritura porque es para el cuñadísimo de uno de los notarios, ¿no puedo pedirle al Mago de Oh (al de Oz le pediría ser espantapájaros directamente) poder detener el tiempo? Vuelve a escena, creo que inconscientemente acabo de poner los ojos en blanco, el mismo puntilloso compañero de los bic y la ventana, esta vez para anunciarme que solo él de todos los oficiales, necesita los DNI una vez escaneados, por lo que, tengo que ir hasta su despacho para llevarle los documentos y dejar mi mostrador a reventar de demandas, novedades, anuncios, peticiones y llamadas…
Todo despachado, no me lo puedo creer, he colocado todos mis tetris, aunque los que llevan escrituras me han quedado bloqueados más tiempo de lo normal.

Cuando en un minuto no hay nadie de pronto en el mostrador, la puerta sigue vacía e inmóvil y las luces de la centralita están apagadas en sospechoso reposo, saca la cabeza desde la sala de copias mi querida compañera y me dice sonriendo de lado:
– Parece que ahora está todo tranquilo…
– ¡Insensata, calla!, ¿no ves que eso es invocar al caos?
Ríe de buen gusto y vuelve a desaparecer para encontrar sus lógicas en copias. A punto de ser las dos, hora de comer si no queda nadie en salas.

En este estado breve e incierto de falsa quietud es cuando hay que aprovechar el segundo y confío en que puedo dar un sorbo a la botella de agua, vuelve a sonar el maldito y desagradable timbre, que digo yo que podría sonar como un mantra tipo ooooommmmm para tranquilizarme cincuenta y tres veces al día. No miro quién hay al otro lado, pulso y abro, que esperen, me giro tras de mí y bebo agua, ya me da igual: que sepan que no soy replicante (aunque replique) soy humana, que no llevo una sonda, que mi vejiga tiene vida, que necesito hidratar mis neuronas en refuerzo de más situaciones caóticas y rimbombantes.
– Hola, vengo a buscar una escritora…
Esa voz de pronto me traslada a mí, a mi vida de verdad, fuera del universo notarial. Me giro sonriente, es él que me viene a buscar para salir juntos a comer.
– Siempre te digo que soy escribidora, ¡que no me gano la vida como las escritoras!, pero, mira, hoy me vale así.

Una respuesta a “SI FUERA ESCRITORA, LO NOTARÍA.”

  1. Sira Quiroga pasaba el tiempo entre costuras… Sol pasa el tiempo entre escrituras 😂

    P.D: Precioso final 😍

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