Categoría: Miguel Á. Molina
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Como el camarote de los hermanos Marx
Al entrar en mi nuevo apartamento encontré bajo una cama a un monstruo que me dijo que estaba allí para atemorizar al niño de turno; en la despensa dormitaba un anciano que malvive de rapiñar sobras y en el armario del dormitorio hallé a un adonis, especializado en seducir amas de casa. Anoche los reuní…
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El último paso
Resistir o morir. ¿Merece la pena perecer solo en el desierto? Ante mí solo hay arena, una gigantesca frontera pedregosa que separa miseria y esperanza. ¿Desde cuándo el infierno tiene buitres y alimañas? Llevan muchas horas siguiéndome, pero les demostraré que soy más fuerte que ellos. Oigo a mi corazón latir despacio, muy despacio, mientras…
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Yermo
Veinte años criticándola porque ese hijo con el que siempre había soñado no llegaba. Veinte años acusándola de estar seca por dentro, de que cualquier otra le habría dado hace tiempo lo que el tanto deseaba. Veinte años de insultos, palizas y amenazas hasta que llegó el nuevo cartero al pueblo. Solo un año después…
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Incomunicados
Narciso revisa decenas de perfiles en sus cuentas de Tinder, WhatsApp, Facebook e Instagram, sin encontrar nada que le atraiga. Sigue sin hallar esa persona que lo complemente y le haga feliz. Sabe que en algún sitio hay una mujer que perdería la cabeza por él, pero que hasta ahora le esquiva y se hace…
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Los últimos sueños
Hace un mes tuvo que marcharse de casa. La convivencia con su mujer estaba viciada y era mejor poner tierra de por medio antes de que los gritos y los portazos decidieran ir más allá. Desde entonces, vaga por las calles intentando subsistir. Los primeros días ha dormido junto a una agencia de viajes para…
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Solitarios
Desde el final del local me fijo en los especímenes que me acompañan. Miro cómo un barbudo ojeroso atosiga a su compañero de tertulia intentando arreglar el precio de la gasolina a base de mano dura y golpes de estado. Cerca de él hay un vejestorio, con gorra militar y bigote franquista, que se aferra…
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Los niños de Olena
Olena no teme el sonido de las alarmas antiaéreas. Hace semanas que su marido se marchó para defender Kiev de los invasores, y ya no le afecta el estruendo que provocan las bombas rusas cuando explotan junto a su casa. Desde hace días su empeño es intentar que sus tres hijos puedan comer. Intenta engañar…