Una tristeza que vacía y se lo lleva todo. Y de repente estas tan seco por dentro que no puedes mostrar nada por fuera. Cero emociones.
Pero abres un rincón del alma y te asomas a lo que queda. Como mirar por una mirilla sabiéndote protegido a ese lado en el que no te pueden ver. Te asusta ver que el rincón tiene vida. Lo olvidado, lo bueno, lo que merece la pena. Quieres absorberlo y traértelo todo contigo a esta nueva oscuridad que se te hace inmensa y apesta a soledad.
Aunque estás rodeada te sientes sola pero quizás si te llevas ese pedacito de luz encontrada contigo…
Dudas, titubeas y no te decides. Así de jodida es la indecisión que arrastra tus horas.
Y cuando cierres esa puerta el lugar quedará a oscuras.
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