La resaca de Dios

Que alguien le diga al pájaro carpintero que picotea incansable la pared externa de mi cráneo que ya, que suficiente con eso. Que es domingo y debería estar descansando, o haciendo cosas de pájaros. Como, quizá, no sé, ir a cagarme el coche con una paleta de colores que haría soltar lagrimones al mismísimo Miguel Ángel. Además lo acabo de lavar, debe estar frotándose las alas del gusto.

Si es verdad que nos creó un ente omnipotente, no debía gustarle mucho el alcohol, o sería abstemio y tendría ojeriza a los que nos gusta salir de vez en cuando, acercarnos a la barra, preguntar si tienen Ron Arehucas y acabar bebiendo cualquier otra cosa que sí vendan en la capital.

Por eso nos dejó un bonito recuerdo al día siguiente. Un dolor más grande que ver un arañazo en el coche recién salido del taller. Tengo una lanza vikinga de sien a sien. Me duele tanto la cabeza por esta maravillosa resaca que a veces me toco la coronilla por si resulta que soy un llavero humano y hasta ahora no me había dado cuenta.

He pedido un Uber para ir a la cocina a por agua, y el conductor me ha ofrecido agua para el viaje. Pues vaya tontería. Cancelé el viaje.

Mis sábanas decidieron independizarse y abandonarme fríamente después de estar toda la noche enrollándose conmigo. Noche de pasión que no me ha dejado dormir bien.

Cuando he ido a echar mano de algo grasiento y achocolatado que mojar en el café, me he acordado de que en mi casa ahora somos fit y tenemos cereales de avena y un chocolate tan puro que podría fabricarlo Heisenberg. Menos mal que la borrachera de ayer nos hizo pegar la cara desesperadamente al cristal de la pastelería cuando volvíamos a casa, por lo que hoy me he encontrado sobre mi mesilla media palmera de crema pastelera. “Insertar aquí escena grotesca de Jurassic Park”.

Pensé que la siesta postcomida iba a ser reparadora, pero he salido a la calle con un cuerpo escombro interesante y unas ideas un tanto grotescas, como quedarme a vivir en una bolsita para perros o zarandear al primer transeúnte que me encontrase al grito de «¡¿ME PUEDE DECIR EN QUÉ AÑO ESTAMOS?!»

Tengo resaca, amigos. Ese es el tema de hoy. 

Domingos y dominios.

2 respuestas a “La resaca de Dios”

  1. Ufff 🤕. Muy gráfico lo de jurasik park. 😄

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    1. Buscamos un poco, ya sabes, sorprender… ¿No? Sorprender al… Al… Al… Espectador un poco, ¿No? Digamos que es la… La esencia, ¿No? Del texto.
      (Gracias por el comentario 😆)

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