Hola qué tal. Buenos días. Para el que los tenga.
Curiosas preguntas aparecen por la puerta de la cafetería de mi cabeza con cara de sueño y pidiendo cafés. ¿Cuándo empezó la humanidad a madrugar? ¿Cuándo narices le empezó a parecer buena idea? Y, ¿están los cuñados íntimamente ligados a los periódicos, la cafeína y levantarse temprano?
El caso es que solo hay una cosa clara, y es que cualquier tema me es válido para disertar estúpidamente. Hoy ha tocado esta maravillosa costumbre del homo sapiens a levantarse con el canto del gallo, a pesar de que en las grandes ciudades ya no quedan gallos, y posiblemente tampoco hay muchos homo sapiens ya.
¿Eh? Ah sí, hola buenos días. Un café con leche y… Un croissant plancha. Nada no, la leche fría, gracias. ¡Si! Raro, ¿verdad? Me acostumbré cuando me levantaba con prisa para ir a la universidad, no me daba tiempo a calentarlo. Uy, precioso el día, tienes razón. Aunque luego llueve, dicen. No, que trabajo aquí al lado. Si, fisio. Ya, a todo el mundo le duele algo cuando lo comento. ¡Ja, ja! Venga, buena mañana.
Mientras le doy vueltas a mi granizado con cafeína me da por pensar:
- Sólo la gente atractiva madruga. A no ser que ese día yo no madrugue, en cuyo caso suelen constar únicamente de pobres diablos a los que les toca arañarse las mejillas con las legañas.
- Quien decidió que somos más productivos a las siete de la mañana que a las diez, definitivamente se levantaba más tarde de las doce.
- A quien madruga, Dios le ayuda. Pero también tienes más horas en el día para cagarla.
- Tengo bastante claro que la camarera está intentando ligar conmigo. Quizá tenga que ver el hecho de que sea mi pareja actual y la haya traído yo en coche, pero que no me quiten a mi ese gusto.
- A esta hora solo hay zombies por las calles. Concretamente de tres tipos: los que se van a trabajar con cara de mala leche, los que vienen de rave y aún siguen «a tope punchikipun» y los que salen envueltos en un traje radioactivo dañino a la vista a hacer kilómetros con un brazalete con cables y unas mallas apretadas como mi última semana del mes.
- Dios bendiga el zumo de naranja.
- El café es la cocaína de los pobres y de los «sanos».
- Hay gente con mucha prisa.
- Hay gente con definitivamente demasiada poca prisa.
¡Perdona! Dime qué te debo cuando puedas porfa. Gracias. Buen día.
Bueno, pues yo ya puedo decir con orgullo que he madrugado un domingo y tengo todo el día por delante para aprovecharlo y hacer que merezca la pena. Creo que me tumbaré un rato a cerrar los ojos hasta que se me ocurra en qué gastarlo. Con dos o tres horas para sacar conclusiones creo que será suficiente.
Buenos días preciosuras.
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