Destino

Caminaba a paso lento, como si le pesara el cuerpo. No sabía dónde iba, pero tenía que ir. El camino se abría ante sus ojos, un camino difuminado por la ventisca y todo el polvo que volaba de un lado para otro junto con toda la basura. Llevaba en su regazo un paquetito con lo que parecía un trozo de pan. Por mucha prisa que tuviera, más rápido no podía ir. Las gafas le protegían del viento y su peso le mantenía en el suelo. No es que estuviera gordo, pero tampoco estaba flaco. A sus 14 años, sin nada que esperar ni perder de la vida, ese recado, ese camino y ese paquete era todo lo que tenía y todo lo que le importaba. Nada más existía, que ese momento.

Una respuesta a “Destino”

  1. Ay pobre.
    Me gusto.

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