El tiempo vuela, pero mi cabeza sigue en ese momento, en ese miedo, en ser consciente de lo efímero que es todo, la vida.
Hoy me repetía «disfruta, te encantaba» y aún así el viento no estaba de mi lado y en un intento tonto yo oponía más fuerza sin sentido.
La velocidad y las curvas, el recuerdo vago de aquel golpe, ese no tener el control de la situación y querer arrancarlo de mí.
Aún así la confianza es cómplice y amiga y me agarraré a ella para volver a vibrar cuando acelere y volver a volar sin despegarme del asfalto.
Deja una respuesta