Había algo tenebroso en él. Su mirada era triste y melancólica, pero a la vez transmitía una sensación de estar planeando algo todo el tiempo. Algo tenebroso. Algo oscuro. No se fiaba de nadie y no permitía que nadie se fiara de él.

Un exorcista o terapeuta espiritual podría decir, si lo observaba, que estaba poseído por algún demonio o ente espiritual. Un psicólogo lo diagnosticaría de psicópata. Un escritor se inspiraría para un bestseller. Un humano cualquiera, ¿qué diría? Lo evitaría en lo posible. Y si no pudiera evitarlo, desde luego, no le llevaría la contraria.

No era el típico chaval matón. Ni tampoco un delincuente. No tenía una banda ni un negocio turbulento. Simplemente, la maldad se había apoderado de él. Era como aquellas personas que no tenían sensibilidad al dolor, se les podía estar cortando un dedo o clavando un cuchillo y no sentirían nada. Él no tenía sensibilidad por nada. Ni por nadie. Ni empatía ni apatía. Nada.

Pero ¿y esa tristeza? ¿Y esa melancolía? Estoy segura de que nadie la ha percibido. Puesto que la esconde muy bien. Tengo ganas de conocerle. De saber más de él. No me da miedo. Al contrario. Si me mata, se lo agradeceré. Poca gente tiene lo que hay que tener para matar a otra persona. Yo no tengo lo que hay que tener para matarme a mí misma. Y parece que la muerte me evita.

Lo observé mientras estuvo ahí sentado durante largo tiempo. Cuando me decidí a acercarme a él, justo él se levantó. Se cruzaron nuestras miradas por milésimas de segundo y me sentí atravesada por un sable de gran envergadura que me partió en 2 limpiamente.

Si esto es la muerte… quiero morir así cada día.

Continué caminando y me cogió la mano para girarme con fuerza y ponerme justo delante de él, a 2 milímetros de su nariz. Los dos nos miramos con un odio profundo. Percibió mi falta de miedo, como un animal al acecho de su presa. Me soltó sin quitarme el ojo de encima. Empezamos a caminar uno al lado del otro. En silencio. Sin palabras. Sin pensamientos. Solo pasos. Personas pasando.

Sin más vida que el presente.