No podíamos ya volver atrás.
La vida nos empujaba.
Cada paso, cada minuto. Hacia un punto de no retorno.
Sólo los versos escritos, la nostalgia guardada y los sentimientos acallados brindaban anclaje a la vida pasada.
Como si la tierra fuera a partirse en dos. Sus palabras tenían un puente entre ayer, hoy y mañana.
La vida empujaba.
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