«Sigo llorando y tú, que dices que te vas, se apagará la luz y nunca volverá, yo me he quedado aquí, solo quiero gritar, nada me queda sin ti».

Hay canciones y letras que hacen click, que vuelven, aunque lleves años sin reparar en su existencia. Hoy puedo decir que el motivo es claro, que sé por qué ha tocado a mi puerta, que nunca antes tuvo sentido y que ahora me cala en las venas.

Hoy puedo asegurar que hay versos melódicos que hablan de uno mismo y de todos a la vez, de todas las situaciones en las que fuimos esos sujetos que anhelaban tener un gran amor, otros en las que no acabó bien, otros donde no se quiso avanzar.

Da igual, el caso es que si lloro sigues sin quedarte, no tengo velas para este tormento y noche oscura y sé que no hay vuelta atrás. Me quedo aquí, sentada y con ganas de gritar, aún es pronto y lo sé, sé que esas cinco palabras en el fondo tienen razón, «nada me queda sin ti», pero ahora tocará aprender de nuevo a volar.