En un rincón quedo su silla.
En un rincón aquella esperanza.
En un rincón marcado por la nostalgia.
Cualquier verano marcaba siempre un final.
Era una despedida.
Era un fuerte abrazo de esos que sabes que tardarán mucho en volver a repetirse.
Un soplo de aire cálido con olor a promesa. Pero también una bofetada en el corazón arrancando unas lágrimas que a su paso arrasaban con quemazón la garganta hasta hinundar sus mejillas.
El final. Una silla aparcada en un rincón para aquel que ya no quiso esperar.
Una silla olvidada para que al volver la vista atrás volvieras a recordar.
Photo by Denny Müller.
Idea inspiración de Escritura Testaruda.
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