La comida de año nuevo

Llegaba tarde y no podía pensar en otra cosa que en cómo nos quejamos siempre todas de la falta de puntualidad y jamás hacemos nada para cambiarlo. Tampoco nos lo echamos en cara. Tenemos otras virtudes. Aunque mi amiga Alba siempre dice que a las amigas hay que quererlas por sus cosas malas, que las buenas ya si acaso nos las compensa la vida. O no. 

Llegué por fin y allí estaban todas con cara de preocupación porque Lucía y su bebé no tenían su mejor día. Andrea trataba de ayudarla a dormirlo, le ponía la comida en el plato, o directamente en la boca mientras ella daba el pecho. 

Mery contaba sus propósitos para este año. Yo no había hecho ninguno, he aprendido de ella a improvisar, a pasármelo bien, a juzgarme un poco menos. 

Y así pasamos el casi primer sábado del año, entre agobios, risas y futuribles. 

Volvía así a casa, pensando que lo único que es seguro que quiero para este año es no perderos. Ni a vosotras ni a todas las que me acompañáis desde hace treinta y ocho años o desde hace cinco meses. Porque si algo he aprendido en los últimos tiempos es que sois todas vosotras las que estáis ahí siempre. Da igual de cuánto, da igual de cómo, da igual de dónde. 

Estáis. Mujeres. Amigas.

Una respuesta a “La comida de año nuevo”

  1. Aunque no sea un propósito, es un buen propósito…

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: