Esto sí era un poema y no lo sabía

A veces el deseo permanece escondido

en la punta de mis dedos, 

detrás de mis orejas, 

sobre mi cuello.

Resguardado del ruido

se retira del mundo, 

sumido en su letargo.

Y no es hasta que lo perturba una mirada fugaz,

se aproxima a la calidez de un torso,

advierte unas manos de huesos ávidos

que despierta y se yergue en todos sus sentidos.

Imagina, el tacto de la piel suave y tensa,

por la que se desliza, sin rozarla

y percibe, en la breve distancia, el dulzor amaderado.

Adivina, la humedad de los labios esponjosos,

que le invitan a quedarse

y a yacer mi cuerpo palpitante, en espera del tuyo.

En esa vorágine de desvelos permanezco inmóvil,

recreando el instante

apresando el deseo intacto

porque quiero que vengas 

y reclames por derecho

este incendio infinito 

que provocas en mí.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: