Mañana saldrá el sol

He amanecido gris y lluvioso.

Haciendo acopio de fuerzas

puedo alzarme.

La noche fue calma chicha.

Y hallé la dicha en un sueño.

En un pequeño retazo de melancolía

que mordía y dolía en mi pecho,

en mi garganta, muda,

que la tormenta que viene anuncia.

Que no renuncia al fuego

que habitó y habita en mí,

que arde sin quemar pues no hay ofrenda

ni sacrificio que arrojar sus llamas,

sinuosas bailarinas que, danzando,

Iluminan las almas que danzan

alrededor del fuego y, luego,

no apaga el fuego la lluvia.

Y la tormenta cesa

y besa el lino mi cuerpo

y vuelve la calma.

Y exhausta se derrama

mi alma líquida,

esparciendo en la noche

mil pensamientos que, como peces,

nadan entre las sábanas. Hacia el fondo.

Hasta fundirse en el negro.

He amanecido gris y lluvioso

Mañana saldrá el sol.

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