Ausente…
Ausente hasta de sí misma, se aferraba a la ausencia.
La ausencia de esas palabras, que por miedo, respeto,
o humildad, no salieron de su boca.
Su boca cosida con el hilo de la ignorancia.
Esa ignorancia que abraza con su dulzura, que te aprieta,
y asfixia, hasta hacerte totalmente suya.
Esa que hasta tu pensamiento deja mudo.
ya no habla.
ya no expresa.
Ya ni siente.
La garra de la muerte corre por sus venas;
el sueño se va apoderando de ella.
Por un instante se siente libre; ríe, baila, canta, lee, escribe…
Levanta la vista y ve a aquellas personas, esas a las que ella ama;
todos/as la observaban sin perder detalle.
Baja la vista y escribe; escribe la ausencia de esas palabras.
El telón de la oscuridad se iba cerrando; el sueño le vence.
Tras el trazo de aquella última letra, el telón la deja en una triste
y absoluta oscuridad.
Los aplausos y vítores, fué lo último que sintió; ya apenas, murmullos.
Por encima de su cuerpo inerte, se veía con aquella dulce sonrisa de
satisfacción, de por fin haber conseguido lo que anhelaba; escribir y
expresar de la única forma que podía, las palabras ausentes.
Comprensión, Humildad, Respeto, Tolerancia, Empatía.
Su vida había sido una burda representación; solo ese final fue lo real
y verdadero.
Aclamada por el público, se levantó; inclinándose con una reverencia se
se dirigió a la concurrencia. Tras el silencio de su representación,esas fueron
las únicas palabras que salieron por su boca.
—Todo mi respeto y Amor, a cualquier persona que haya sufrido algún
tipo de maltrato. UN ABRAZO