Mi padre siempre decía que iba a vivir para siempre, o al menos eso es lo que cuenta mi madre. También nos dice que era un buen hombre. Que lo que hizo fue heroico y que la ciudad le debe mucho por su servicio. Pero en eso no termino de estar de acuerdo. Para mí los héroes no mueren el día en que sus hijos cumplen años. Eso no es épico ni romántico. Puede que en las películas funcione, pero a mí me parece más bien de ser un mal padre. Uno que se va y te abandona. Y la ciudad no te debe nada por hacer eso. A la ciudad se la pelas, y la familia que dejas atrás, también.
Aun así, voy a verle cada domingo. Quiero pensar que no le guardo rencor. Al menos no tanto. A fin de cuentas, yo era un bebé, no tengo ningún recuerdo suyo y ya han pasado treinta años. Mi hermano lo lleva peor. Él no viene a verle, nunca lo ha hecho.
Aquel día cumplía dieciocho.
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