Aquella última pincelada en el labio, me arrancó una suave sonrisa; al parecer,a él le pasó desapercibida.
_ ¡Lo siento pequeña, la función no comienza hasta las seis de esta tarde!Asomando su cabeza por la ventana, lo escuché _ ¡Qué extraño, no hay nadie! Volviendo junto a mi me miraba con expresión graciosa. _ Bueno Esmeralda. ¡Te gusta! Te lo puse por el color de tus ojos. Esta tarde debemos darlo todo, es nuestro último día aquí. Los pequeños necesitan reír para distraer un poco la falta de otras cosas. Su voluntad seguro que me da para algo de comida y poder comprar lo necesario para retocarte y dejarte linda. Moviendo aquellos hilitos, cerré mis ojos en forma de guiño. _ ¡Qué graciosa eres! Dejándome allí sentada, observaba con detenimiento aquella estancia, era muy sencilla; una mesita, una cama, una barra de hierro con algo de ropa colgada y una repisa con una pequeña caja forrada con papel de periodico, con ropa pequeña dentro. Supuse, eran mudas para mí.
Ya había vuelto; aquella tos no me gustaba nada. ¡ Bueno pequeña, ya es la hora! No son muchos los que hay, pero escuchar sus risas bien ha merecido nuestro paso por aquí. ¡Hay quizás, algo más bonito que sentir la sonrisa de un niño!
Moviendo los hilitos, dije que no; aunque sin duda lo pensaba.
La función comenzó, al parecer gustó bastante; los pocos niños asistentes reían y aplaudían con gran entusiasmo. Yo veía a él tan feliz, pero esa tos me desconcertaba. Al acercarme a uno de los críos, besé su mejilla; asombrado se llevó la manita a la zona.
_ Mamá, Papá, Esmeralda me ha besado; la he sentido igual que a ti Mamá, cuando me arropas y das el beso de buenas noches. Todos se miraron sorprendidos.
Él dijo algo tan bonito…_ ¡El Amor lo puede todo, pequeño!
Ya a solas dentro de la estancia, lo vi contar un total de siete monedas.
_ ¡Esto es más que suficiente para algo calentito! De nuevo estuve un rato a solas; al verlo se me dibujó una sonrisa. _ ¡Ya estoy de vuelta pequeña! Esa sopa me ha sentado de maravilla. Mañana partiremos hacia el próximo pueblo, está a unas tres horas de camino. Hasta mañana Esmeralda, necesito descansar. Apagando aquella vela, tras bastante rato con tos, por fin se quedó dormido.
Los rayos de Sol se filtraban por la ventana dándonos los buenos días, pero él no despertaba. Vi la oscuridad y los rayos del Sol varias veces. En uno de esos días, unas cuantas personas entraron en la estancia; se lo llevaron, no habría sus ojos, no se movía. Algo minúsculo resbaló por mi mejilla. Esas personas se despidieron de él;en aquella cruz conseguí leer( Gracias por hacer reír a nuestros pequeños, nunca te olvidaremos)
Tras sentarme y afianzarme bien a la cruz, les oí decir_ ¡Gracias Esmeralda, tu sitio está junto a él! Vi nevar, caer las hojas de aquellos árboles,los vi florecer, sentí la tormenta y la lluvia sobre mi; todo esto en varias ocasiones. Yo solo lo recordaba a él y sentía aquellas hermosas risas. En ese nuevo amanecer vi que se acercaba alguien; un jovencito apuesto me miraba con cariño. _ ¡Hola Esmeralda! ¿Te acuerdas de mí?Yo nunca te he olvidado.
No pude venir antes, pero por fin estoy aquí. Soy aquel pequeño que besaste tras tu gracioso y bonito número, junto a él. De nuevo sentí esa sensación por mis mejillas.
_ ¡No llores, ya no estás sola! ¡Estoy contigo! ¡Estamos juntos! Debemos hacer reír a todos esos niños del hospital; esos que fueron mis compañeros de habitación,a los que esperan y cuidarán con cariño. ¡Todos ellos nos necesitan!Cogiéndome en sus brazos,dió las gracias a quien me creó por todo lo que hizo. Despidiéndonos cariñosamente nos alejamos de allí.
Esa última pincelada en el labio me arrancó una pequeña sonrisa. El,sonriendo me guiñó. _ ¡Preparada Esmeralda! ¡Los niños nos esperan! Éramos sumamente felices, no necesitavamos nada más; solo sentirlos y verlos reír. UN ABRAZO.