Tarde lluviosa

Era una tarde lluviosa… 

De esas que me causan tanta melancolía, pero que a la vez me gustan tanto. (Lo sé, suena algo contradictorio). 

Junto al gran ventanal, este entreabierto para impregnarme de su aroma y así disfrutarlo en su totalidad, observaba con especial atención como llovía. Esperando en breve lo que siempre sobrevenia; la curiosidad desvió mi mirada hacia aquella gota que pareció comenzar a recorrer mi reflejo en el cristal, prestándole así toda mi atención. Esta pareció salir de mi mismo lagrimal; eso que pensé en un principio sería una lagrima por lo que esos días me infunden, enseguida hizo su metamorfosis convirtiéndose en una aliada de un juego erotico y sensual. 

Esa gota se deslizaba suavemente por mi cuello acariciándolo con la sensualidad de unos labios cálidos, ávidos de juego. Notaba aquella percepción tan real que incluso mi reflejo se mostraba desnudo; temí cerrar los ojos por no romper el idilio de aquel realismo que me había creado. 

La gota seguía su trayectoria resbalando con suma suavidad hacia mi pecho; allí la sentía acariciándome con la templanza de unas manos firmes, pero con la sensibilidad que esa parte de mi cuerpo pedía. 

Siguiendo su trayectoria hizo un giro extraño como dibujando el 

contorno de mi aureola… 

Mis ojos hacían un gran esfuerzo por seguirla, pues mi pasión iba en aumento.Tras un corto (espacio tiempo) de jugueteo, continuó en dirección hacia mi ombligo; en aquel placentero recorrido percibí de nuevo aquellos labios ahora más ardientes, e incluso su cálido aliento… Impregnando mis pulmones de aquel embriador aroma de la lluvia, aguardaba con el cosquilleo de mi primera vez, que trayectoria seguiría. Al ver cuán sutil avanzaba hacia donde pedía se detuviera, me mordí el labio a modo de súplica ansiando el momento de jugueteo; la expresión de mi semblante confirmó el esperado momento. En su enloquecedor juego incluso parecíó recrearse para hacerme desvariar por el frenesí; ahí hasta reemprender su camino, me dejé llevar por la casi lujuria de mi quimera… Continuando por mi entrepierna, siguió jugueteando con suma suavidad hasta perderse por el extremo de mi tercer dedo… 

Pegándome al cristal, suspiré dejando una amplia mancha de vaho, mientras veía la gota perderse en el charco que se había formado. 

Esa tarde lluviosa que en principio pensé me revestiria de melancolía, me otorgó un apasionado momento de juego amoroso, en el que solo dí cabida a la sensualidad y al erotismo. La Melancolía seguro tendrá su momento; pero esa es otra historia … UN ABRAZO.

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