En mi afán por sobrevivir
día a día,
el sol brillaba
y yo cavilaba.
Nacer
Vivir Cada instante
Morir
En cada respiración
se encuentra la vida y
la muerte.
Ejército de pájaros.
Gorriones al acecho.
Cosecho milenios.
Milenarios los vestigios del primer rayo
que despunta el alba
de un nuevo milenio.
Era de sacerdotes.
Monigotes en el escote.
Sacerdotisas pisan las uvas de la infamia.
In-famia.
La fama en la barriga de un acordeón.
¿Quién se acordó
de atarse el cordón?
¿Quién fue el gordo
que lo atropelló?
A tropel, dije yo.
Calumnias en las columnas.
Con un impase
cogí el compás
y sujeté el guiso
así, liso.
No dijo ni miso.
Y se quedó tieso.
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