Gastrotopías

Al nuevo inquilino de la puerta de enfrente le encantaron los buñuelos de viento que recibió como presente de bienvenida por nuestra parte. Dijo que las corrientes que habían desatado le ayudaron a ventilar la casa, llevándose el olor a pintura y el polvo de la obra reciente. Pasadas dos semanas, decidió devolvernos el regalo como gesto de agradecimiento. El plato de ropa vieja que trajo no duró mucho en casa, lo devoramos, estaba exquisito. La indigestión llegó cuando Ana abrió el armario y encontró esas prendas de otro tiempo. Me llamó gritando. Entonces yo corrí hacia ella todo lo rápido que los zuecos de madera me permitieron.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: