La vida se escapa
entre los años
y las noches.
Se escapa
con tus errores.
Entre las siestas,
las ensoñaciones.
Entre expectativas
y condiciones.
Entre tus anhelos,
y mis incomprensiones.
Se escapa así
pensando,
soñando,
llorando.
Y para cuando te das cuenta
de que la vida se escapa,
sólo te queda
enmendar lo que puedas,
enseñar lo que debas,
y aceptar lo que seas.
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