La traición de Lúdican

Muchas de las páginas están emborronadas por el tiempo y restos de sangre seca y otros fluidos. El primer texto legible es este:

Día Dieciocho. Hice bien en confiar en Lúdican. Ese joven hechicero tenía razón desde el principio, y sin duda, vale cada pieza de cobre, plata y oro que he desembolsado para costear su expedición. Parece mentira que hace poco menos de tres semanas partiéramos hacia los bosques helados al noreste del Imperio…, a los que los lugareños llaman con nombres tan variopintos como supersticiosos: el Bosque de la Sombra, el Bosque Negro, el Bosque de la Muerte o el Bos… Es cierto que son tan tupidos que apenas dejan pasar la luz del sol, ya exigua a estas alturas del norte. Las noches son más largas, y los días más cortos. Pero aparte de lobos, cérvidos y aves carroñeras, no parece que haya nada aquí arriba. Lúdican nos habló de unas ruinas repletas de tesoros. El trato al que llegamos es que todo lo que encontráramos sería de nuestra propiedad, de la familia Alfaro. A cambio, Lúdican tendrá protección y acceso al estudio de las ruinas y las reliquias que encontremos. Todo el conocimiento que produzca, de cualquier forma, será también de nuestra propiedad.
Y aquí estamos. Gracias a los estudios del joven y a su guía, hemos localizado la entrada y hemos empezado los trabajos para retirar las piedras que la taponan.

Tienes que dar varias vueltas al pergamino antes de encontrar más de dos palabras legibles seguidas.

D… Vein…cinco. Con razón este lugar está abandonado. En cada esquina, cada recoveco, cada pasillo hay una trampa mortal esperándonos. No sabemos quiénes construyeron este lugar, pero claramente lo hicieron para proteger algo en el interior. Ya han muerto once de mis hombres, pero la avaricia y la promesa del oro pueden más que su miedo o que la idea del amotina…ento. Lúdican se ha vuelto más descuidado, más obsesivo. Nada raro en hombres ambiciosos con su edad. Gracias a su inteligencia nos abrimos paso desactivando las trampas y avanzando por el laberinto de pasillos sinuosos.

Día Tre…dos. ¡Ese traidor de Lú…n! ¡¿Cómo he podido estar tan ciego?! Nos dijo que este lugar … ruinas, pero este lugar es una trampa mortal, un templo de antiguos, malditos y mezquinos dioses. El último lugar en el que deberíamos estar los temerosos seguidores del único Dios verdadero. Su Luz no llega hasta las profundidades de estas cámaras. Ludicán… abrió la puerta que encontramos al final. Más allá solo hay muerte, sombra, oscuridad. Nos cazaron, uno a uno. Unas criaturas hechas de oscuridad. Como las sombras, nos imitan, se han pasar por nosotros, pero solo para atraernos y tragarnos sin masticar. Nos cazaron por orden de Ludicán. Oh, Sol mío, siento tanto haberme dejado llevar por mi codicia y avar… Debo escapar, volver a mi hogar. He conseguido cerrar la puerta de nuevo, aunque he tenido que encerrar a los últimos hombres que me eran fieles. Si encuentras esto, no en… ¡NO ENTRES! Las trampas, el laberinto… Nada de esto fue construido para guardar algo de valor, sino para proteger al mundo de lo que hay aquí encerrado.

—Alfaro, ¿qué dice el pergamino? ¿Estamos cerca de la entrada? —El fuerte acento extranjero de tu acompañante te saca de la lectura.
—Si lo que pone aquí es cierto, mi antepasado nos ha dejado las pistas necesarias para encontrar las ruinas, y para abrir la Puerta. —Un escalofrío te recorre la espalda, y una duda te asalta—. ¿De verdad es la única opción? ¿Abrir la Puerta es nuestra opción? Si de verdad lo que hay ahí dentro es tan poderoso como para derrotar al Imperio, ¿qué nos hace pensar que podremos pararlo cuando haya terminado el trabajo?
—Alfaro, a diferencia de tu antepasado, sabes a qué vienes, conoces el propósito, y estamos preparados para protegernos y dominar las fuerzas que están encerradas. —Te mira con una sonrisa que te congela la sangre más que el gélido viento del norte—. Confía en mí.

5 respuestas a “La traición de Lúdican”

  1. Ufff… a mí se me ponen los pelos de punta, ya estaría dando la vuelta!

    Le gusta a 1 persona

  2. Sólo los dignos podrán encontrar el verdadero tesoro. Seguro que he copiado esa frase de la Biblia.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: