Cuánta locura en este mundo cuerdo
que no recuerda su locura.
Cuánta cordura en cada loco acuerdo
sobre la vieja cuerda floja
a punto de ceder.
Hilo que teje la araña de mil pies
que tropieza torpemente
y se enreda en su red.
Prendieron fuego a sus extremos.
Otra vez.
Y repiten su viejo número malabar.
Se cree inmune a su veneno
y se muerde una y otra vez.
Creyéndolo cura se mata
y de las cenizas del olvido
vuelve el monstruo a renacer.
Oculta sus fauces nauseabundas
tras una sonrisa con miel,
tras una gesta noble;
falso paladín del bien.
Y es tal el hedor, tanto el dolor,
tan oscuro el terror que de su boca a mana,
que convierte en roca las almas
e inscribe en ellas su historia:
un nombre, un principio, un final.
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