Uf, que aburrimiento de entierro. Cuando llegas a cierta edad hay meses que pasas más tiempo en la capilla que en el cine. No hace ni dos semanas que estuve aquí despidiendo a mi vecina y heme aquí de nuevo. Y ¿Cuánta gente conocía este hombre? Llevo tanto rato aquí parada recibiendo el pésame que parezco una muñeca de escaparate.

Si lo sé no le mato.

Pero estaba cansada de él, las viudas negras no estamos hechas para una única tela de araña. Es el tercero ya, me estoy haciendo una profesional de esto, lástima que con mi edad solo vaya a poder desplumar a uno o dos más. Si algo me da pena es no poder compartir mi receta con nadie, mi abuela me enseñó mucha herboristería tradicional, solo había que saber mezclar los ingredientes para conseguir un brebaje invisible ante cualquier ojo clínico. Podría dejar la receta en mi testamento, pero eso podría perjudicar a mis nietos, así que creo que el secreto me lo llevaré a la tumba.

En fin, a ver, ¿Cuánta gente queda en la cola? DEMONIOS, ¿no es ese el detective Roncesvalles? Diantres, no le veía desde el entierro de mi segundo marido. ¿Qué estará haciendo aquí? ¿No sospechará nada no? Pues claro que sí, no seas boba, ¿sino porque estaría aquí? Mecachis en los mengues. ¿Que está hablando con el párroco? Hay hay hay, está poniendo cara de circunstancia, huy que miran para acá, disimula.

-Gracias hija… Si si mucha pena, venga, cuídate mucho, ¿eh?.. Siiiiii si yo también… Pero, pero, ¿Dónde van con esa excavadora?