Pensar en él… ¿Y cuando no? En el agradable olor a Mar y el relajante sonido de las olas, me transportó a aquel preciso lugar.
Allí sentada en la misma orilla, donde el romper de las olas me hacían llegar su especial sonata al tocar mis pies; comencé una conversación con él. (inevitable no emocionarme, en este preciso instante en el que escribo) _ Después de tantos años de tu partida, por fin se hizo lo que realmente deseabas. En esa primera parte del emotivo ritual estábamos los cinco; Mamá y tus cuatro hijos. Todos y cada uno de nosotros, en aquel especial silencio te procesaba su hasta siempre pensando (y todos somos conscientes, que la perfección no existe) en lo buen Padre y compañero que fuistes; todos compartimos muy buenos y bonitos momentos; Tantos, que bien podría escribir un libro ¡Quién sabe, quizás lo haga!.
_ ¿Sabes? En muchas ocasiones busco ese momento de íntima comunicación, por que jamás descarté que te marchaste sin más, ese doloroso y triste día tras diez años de intensa lucha; se, sigues entre nosotros. Eres parte de todo nuestro ser; en alguno de nosotros predomina tu carácter e incluso rasgos. Esa especial pincelada siempre permanecerá en nosotros ¡ Lástima no haber sido favorecida con tu bonito timbre de voz! Es algo que hubiese deseado para seguir cantando por quien lo hacías tú. ¡ Lo hacías tan bonito! Como lo disfrutaba, y las veces que te lo pedía ¡Canta Papá, canta! ( Inevitable no emocionarme)
Aquí sigo, recordando esa tarde del pasado verano junto a Mamá, donde con tanto Amor te dejé en ese parte del Mar que tu tanto amabas y por circunstancias de la vida, en aquel lejano día dejaste atrás.
Aquí estoy, contemplando el/la inmenso/a Mar; hablándote en ese silencio en el que tantas veces te busco.
Aquí me tienes; tu panocha, tu chispita ¿Recuerdas?’(inevitable no emocionarme). ¡Me hacía tanta gracia escucharte cuando me llamabas así!
Sigo contemplando el/la Mar con ojos cristalinos.
Te escucho; el sonido del mar me trae tu susurro.
Te siento; la suave brisa me trajo tu caricia.
Aún con la agradable sensación, me incorporé para admirar la grandeza del que le dió acogida;decidida fui adentrándome, buscando lo que añoraba.
Lo que percibió mi cuerpo fué tan agradable, que arranqué a llorar; la percepción de aquel agradable calor envolvente me arropó como en muchas ocasiones hacía con su abrazo. Con aquel pausado momento me dijo todo lo que necesitaba oír; mis lágrimas aún incontrolables, se entremezclaron con esa pequeña parte de él.
Decir pequeña, por que sé él está en todas partes …
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