Oscuridad de fantasmas, delirios, caos y drama.
Música que conecta con el lugar que se encuentra entre el corazón y el estómago. Que provoca latidos y náuseas. Vértigo.
Existe. Escondido, pero existe. Habla al oído, despacio.
Espera a que tu mente y tus buenas intenciones te hayan calmado, a que te sientas seguro de tener el control buenista de tu vida. Y provoca una primera extrasístole. Un pinchazo que duele pero que gusta.
Te desconcierta, te hace dudar, pero sigues confiado.
Segundo mordisco y el venero se comienza a distribuir por tus arterias llegando a tus neuronas.
Y comienzas a tener doble personalidad. Hablas como si no pasara nada, pero en tu cabeza hay ráfagas de desconcierto, de ilógicas conclusiones. El instinto va ganado terreno.
Lo visceral intenta salir.
Te descubres siendo incoherente, odioso, perezoso, derrochador o lascivo.
La tranquilidad del primer mundo es ficticia. Es un teatro.
Pero te das cuenta de que ahora eres más real. Más humano, más completo.
Te sabes salvaje y por ello tu compasión aumenta.
Descubre el brillo de tus ojos en los ojos de todo el mundo.
Descubres la vida.
Deja una respuesta