El realismo brota de un pincel del cuatro que abre sus
cerdas para que los colores dispongan el baile.
De la sonrisa partida nace un universo paralelo que
extiende sus brazos desde dos soles negros, gemelos,
compactando el anclaje para una danza que se mueve al
ritmo de las montañas submarinas.
Las estrellas se compactan y la invocación de un big bang
parece la fórmula que nace junto al barullo reinante, que
hace las veces de brisa, ajustando el ambiente, a una
temperatura y humedad perfectas.
Comienza la exposición, los rostros van pasando, me
miran, me observan, me cuentan, me emocionan.
Sorprendido, mi sonrisa crece, big big bang bang.
¡A cenar! El anclaje se disuelve, el acuerdo sigue en el
aire, la brisa me cuenta un cuento hiperrealista.
Deja una respuesta