Decir que soy afortunado
es quedarme corto.
Vivo mi vida
fluyendo día a día.
Me ocupo del futuro,
del presente,
del pasado.
Decisiones que tomé
cobran sentido
al pasar los años.
Siempre me ha movido
mi intuición,
mi voz,
mi corazón.
Para bien,
para mal.
Son palpitaciones
que me guían
en medio de mi oscuridad.
Son mi faro.
Me alejaron de la envidia,
me acercaron a la familia.
Esa que eliges
y te acobija
cuando el mundo
es desidia.
Una de ellas me llevó
de vuelta a mis raíces.
Aunque dejé atrás
una vida entera,
pude volver a ser yo.
Aún con cada pérdida
como resultado,
lo prefiero a vagar
por un páramo desolado.
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