Erradicadores «Vil juego de la indiferencia»

La verdad es que no era consciente del tiempo transcurrido, pero seguro fué bastante. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la molesta luz del foco; me sentí aliviada e incluso agradecida, pues me otorgó cierta confianza en mí misma; con ello logré distinguir los casi imperceptibles gestos nerviosos del interrogador. De nuevo fugazmente, pegó su cara a la mía. _ ¡Acaso te crees mejor que los demás! ¿Quizás especial? Sus labios volvieron a rozarse con los míos. _ ¡No eres más que un insignificante brote, que pronto quedará erradicado! La extraña sensación de aversión al contacto de sus labios con los míos, aceleró mis pulsaciones; sin expresión definible se retrepó en su asiento. _ ¿Qué me dices de aquella mujer de avanzada edad, a la que ayudó a subir su carrito de la compra por aquellos incómodos escalones?¡Era tan sencillo como mirar hacia otro lado! _ Lo sencillo fué dirigirme a ella, y hacer aquel pequeño esfuerzo que me supuso los incómodos escalones de su entrada.Su agradecimiento me dibujó una sonrisa. Esta vez el quejido que procesó, me pareció algo más intenso. _ Creo no le está sentando nada bien mi compañía. Aunque su inesperado golpe en la mesa me asustó, no perdí la compostura. _ Desde que nuestra orden entró en vigencia para hacer y deshacer a lo que a otros se les atragantaron, no ha habido brote de sentimentalismo que haya agarrado con la suficiente fuerza para emerger. A cada uno que interrogué,erradique esa débil e inutil parte que lo reviste.¡Por cierto! Cuando le tocó a ella ni siquiera te recordaba, te olvidó.¡;Solo fuiste su útil, su herramienta en ese preciso instante! Expresando dulzura con los rasgos de mis facciones, negué varias veces con mi cabeza. ¡Solo intenta amedrentarme! _ Cuando me agradeció el gesto, vi la verdad de sus palabras en su mirada y la dulzura de sus facciones ¡ Eso es algo que logro discernir fuera de una interpretación! De nuevo dejó escapar otro quejido, aún más extraño que el anterior. Cuando volvió a pegar su cara en la mía, su facción grotesca consiguió catapultarme de la silla. Apenas abrí unos centímetros la puerta cuando esta se cerró con gran fuerza; ahora sentía su aliento en mi nuca _ !Siéntate, aún no hemos acabado! Temblorosa me giré para tomar asiento. Cuando logré la costosa hazaña, lo vi sentado, con la extraña sensación de que ni siquiera se había levantado _¡Prosigamos! ¿Qué me dices de aquel que chapurreaba con su guitarra, mientras intentaba coordinar su voz con ella? Mi mirada tomó un matiz severo. _ El hombre ofreció su música, además de su bonita voz, para ganarse algo honestamente. Aunque se lo expresé, creo que después de como me hizo sentir, me quedé corta con lo que le ofrecí. Incluso pensé en la posibilidad de quedarme más tiempo con él, pero no estaba sola, las prisas;las indeseables e inoportunas prisas. En fin… ¡Quizás otro día! _ Creo que no tiene ni idea de la hermosa amplitud que abarca todo lo relacionado con la Música. ¡Es el lenguaje mundial que todo ser humano comprende! Su quejido fué tan grotesco, que de nuevo me levanté catapultada de la silla; incorporándose al tiempo que yo, presionó con sus manos mis hombros, sentándome de nuevo. Acercando su rostro, dejó los centímetros justos para que tomara conciencia de su estado; resultaba tan grotesco que fué imposible no aterrorizarme. ¡Justo lo que que pretendía, lo se! _ ¿ Asustada? ¡Insulso brote! ¿Acaso crees poder conmigo? Con tono titubeante, contesté. _ ¡Es más que obvio, el miedo que proceso en estos momentos, pero me da que no es mucho más del que está procesando usted! El sonido gutural que emitió me hizo temblar, pero perseveré. _.A medida que hemos ido conversando, su rostro, forma de hablar y expresarse, han ido transformándose. ¡En cierta manera le intimido! No soporta mis benévolas palabras, ni explicación de mi correcta actitud hacia el prójimo. Con su rostro aún pegado al mío volvió a emitir aquel sonido ensordecedor; templando los nervios proseguí. _ Quisiera hacer hincapié para que también lo tenga en cuenta, esas personas que para sacarse algo sin recurrir a la violencia; se sitúan en semáforos, en entradas de grandes y pequeños comercios, o cualquier rincón aceptable para ellos. Siempre que puedo les ofrezco una moneda, diciéndome que al fin y al cabo voy a seguir teniendo lo mismo. ¡O mejor diría,mucho más! Se lo que les supone y bien saben agradecer; pero eso es algo que usted jamás logrará entender. Su rostro estaba tomando un aspecto más grotesco si cabía; era tal la euforia que sentía en esos momentos, que seguí sin darle opción a escupir nada por su ya deformada boca. _ !Por fin he comprendido quién eres, Erradicador¡¡Pero antes voy a decirte quién soy yo! Soy un ser humano que intenta germinar un buen brote para que su fruto de una buena cosecha; eso se consigue haciendo lo correcto por el prójimo. Aunque en ocasiones me he visto decepcionada o sentido engañada, no quiero traicionar esa parte que me reviste. No debemos ni podemos compararnos unos con los otros, eso inevitablemente te haría ganar !INDIFERENCIA¡ Ese casi indefinible supuesto ser, se petrificó hasta convertirse en polvo. Dirigiéndome hacia la puerta, me giré para observar al ridículo montoncito de arena. Sin mostrar indiferencia, le dirigí unas últimas palabras.¡Gracias por traer a mi mente tan agradables momentos! Sonriendo cerré la puerta tras de mí.

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