Las cosas importantes de la vida sólo pasan en verano.
Los reencuentros, los desencuentros, las despedidas.
El dolce far niente, o lo que viene siendo no hacer nada sin la culpabilidad de un domingo. Porque estás de vacaciones.
El verde mar, el azul cielo, el negro oscuro de la noche cerrada. Rosa buganvilla y blanco jazmín. Olor a sardina, a pescaito frito y a higuera.
Las chicharras, los mosquitos, las avispas. Y las moscas.
Golondrinas y gaviotas.
Barcos de pesca en la arena.
Calles empedradas y caminos de tierra.
Amanecer de golpe, anochecer despacio, no necesitar nada.
La superluna, las perséidas, las estrellas fugaces.
Los amores de verano.
Esa sensación de nadar veinte metros en el mar y sentir que has conquistado la libertad.
La ilusión naïf de que, por fin y sin más, este año, todo cambiará.
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