¿Casualidad o causalidad?
No sé.
Ya no creo
en las casualidades.
Dos confusiones
fortuitas
me empujaron
a volver,
a volver…
a verla.
Nervios, tensión,
contacto, revés,
me levanto y…
flechazo ipsofacto.
Again.
Madrugada fugaz
charlando hasta el alba
brotó sinceridad
por cada poro,
amanecimos dormidos
y yo con cara de bobo.
Nos acurrucamos…
como tanto había deseado.
Observo ensimismado
su abrazo a mi regazo
hago unas fotos,
tengo pruebas…
no fue un sueño.
Ahora en mi corazón sé
lo que es rozar el cielo
y dejarme caer
y volar
sin pensar.
¡No te vayas!
¡Quédate un rato más!
¡Déjame seguir soñando!
Ella… aceptó.
Cuarenta y nueve horas
bastaron para querer
volver a sentirla
otra vez
y para siempre.
Pero…
la realidad llamó.
Así que la dejo
en su portal
y regreso a casa.
Con el corazón en la mano
y los pies en el suelo.
Me acuesto exhausto
embriagado por su olor,
en la misma cama,
el lugar exacto,
donde hace unas horas
conectamos con dios
y nos sinceramos
y nos besamos
y yo caí
de nuevo
en su luz.
Aunque ya no somos
y las horas
son más eternas que ayer
y cada cual avanza
en su propio camino
me siento en paz.
Asumo y sigo
de poco sirve ya
echar la vista atrás.
Deja una respuesta