Llegó un buen día
que creí entender que era la vida.
Al día segundo
pensé que tal vez aún no estaba a punto.
Al día tercero
asaltaron mi mente un sin fin de peros,
que al día cuarto
sentí que empezaba a estar harto.
Al quinto día
busqué respuestas en la filosofía.
Al día sexto
me encontré solo y con lo puesto.
Al séptimo día descansé.
Me senté a meditar sobre lo hecho;
sin vergüenza, sin sacar pecho.
Que mañana empieza otra semana.
Que al final haré lo que me venga en gana.
Que después de un día de mierda
viene otro, nuevo, por estrenar.
Todo suma, todo cuenta,
todo tiene su por qué.
No todo está en tus manos
ni tienes por qué entender.
Deja de buscar y encuentra,
deja de mirar para ver,
haz tus raíces profundas,
grandes y fuertes tus alas,
piérdete en seis días de lucha
y que al séptimo día descanséis.
Deja una respuesta