Pocos saben lo que es tocar el cielo, he visto como pájaros volaban sobre nubes que solo eran espejismos de si mismos. Hasta el ocaso de su breve viaje. Triste. Una vida dedicada a la muerte, porque solo el tornado sabe disfrutar de la calma, solo las lágrimas saben saborear las sonrisas.
Todos van a parar al mismo mar, hijos del mismo río, sangre del mismo manantial del que brotaban nuestros ancestros. Esos que ahora son arrugas, que hicieron de la historia cicatrices y luchaban por unos unos sueños que no eran suyos. Hoy solo son polvo, somos polvo, del que pisas, del que mora en el aire cuanto más fuerte golpeas el suelo.
Quizás era lo que estaba escrito, Maktub. No puedes luchar contra las cadenas de un destino escrito desde que rompiste el cascarón, nadar a contracorriente es mi misión, salir de aquí de un salto, como un salmón. Romper con todo, pero con equilibrio, ser su rey Salomón.
Me conformo con que pasen los años, convertirme en un ser erudito sin solución, mirarte a los ojos desde dentro del marco, y ser tu foto favorita del salón.
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