El sensor captaba dos presencias al otro lado de la puerta. Cargó la pistola de rayos y la puso en modo ‘desintegrar’. Respiró hondo, el sudor corría por su frente y el miedo por su cuerpo, pero ya no había vuelta atrás. Cogió impulso y, derribando la puerta de una patada, entró en la sala disparando a uno de los individuos, convirtiéndolo instantáneamente en millones de neutrinos que se evaporaron en el aire. Sin dar tiempo de reacción al otro, le encañonó diciendo:
-¿Te acuerdas de mí? Soy Hanger, Cliff Hanger…
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