Al observar los halcones volar,
el Hombre los quiso imitar.
Se dejan llevar por las corrientes,
planeando y dando vueltas,
de manera inteligente,
un total control.
Los dueños del cielo son,
con cuidado han de andar
los animales del suelo.
Ningún escrito, palabra o letra,
ningún aparato artificial puede imitar
semejante natural majestuosidad,
en libertad.
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