No hay médiums

Tom Murphy había logrado destapar todos los casos, excepto uno. Había sido capaz de probar empíricamente, médium por médium, que no había humano que hablara el idioma de los muertos.
        Hasta ahora.
        Simone Silver entendía a los muertos. O eso decía. Tom no había logrado probar que mentía. Aunque eso no significaba, claro, que dijera la verdad.
        Simone no hacía ningún tipo de pantomima. Ni oscurecía la sala, ni se colocaba pinganillos, ni tenía, aparentemente, ningún gancho que la ayudara. No hacía corros, ni encendía velas, ni usaba güijas, ni se adornaba en modo alguno. Tan sólo te tomaba las manos. Pero Simone decía cosas a los vivos que sólo los muertos podían saber. Y él estaba dispuesto a cazarla.
        Tom asistía a todos sus espectáculos. Esa austeridad en su puesta en escena era lo que le hacía dudar. Incluso admitía que a veces no podía contactar con los espíritus. Sonría y se disculpaba, con un gesto sincero. Como si de verdad estuviera en el mundo para ayudar a los vivos a llevar mejor las muertes de sus seres queridos. Pero Tom sabía que nadie en su sano juicio lo haría por eso: todos lo hacen por dinero.
        Si tuvieran poderes de verdad, se decía, los ocultarían.
        Así que Tom dio el paso y pagó los diez mil euros que Simone pedía por una sesión privada. Simone aceptó amablemente, a pesar de que sabía quién era Tom y qué buscaba.
        Para la opinión pública, Simone actuaba con magnanimidad al recibirlo. Tom sabía que no iba a decir que no a diez mil pavos más.
        Simone había dispuesto dos sillas de madera oscura. Una para ella y otra en frente, para su invitado. Le sonrió y le tomó la mano. Tom no sintió nada, pero Simone daba a entender que sí. Cerró los ojos y se concentró, como si buscara dentro una voz. Finalmente dijo:
        —Él te perdona, Tom. Te perdona que no fueras al funeral. Y que renegaras de él antes de su muerte.
        Tom sonrió. Nadie más que él sabía que era amante de Dean. No le dijo nunca a ningún alma nada sobre él. La única prueba de que ellos se habían conocido alguna vez era una foto que Tom guardaba celosamente bajo su colchón.
        Por eso Tom la sacó de allí y la dejó caer debajo en su butaca la última vez que fue a ver el espectáculo de Simone. Porque sabía que lo iban a estar vigilando, ella o quien fuera, para tener un hilo de información del que tirar para montar su farsa.
        Porque Tom sabe que nadie habla con los muertos. Lo sabe porque busca desesperadamente alguien que lo haga, para no sentirse solo en el mundo. Lo sabe porque Dean le asegura que no puede hablar con nadie más.

2 respuestas a “No hay médiums”

    1. Es un plagio flagran… digo… un homenaje muy bonito.

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: