Tenía ganas de escribir un relato de terror y como me pasa casi siempre terminé reflexionando sobre la naturaleza del miedo.

¿Cuándo fue la última vez que nuestros culos aburguesados sintieron miedo de verdad?
¿Acaso tuvimos que huir con lo puesto y darle todo el dinero que teníamos a un mafioso que nos metería hacinados en una barcaza inestable junto con otras cien personas enviándonos a una muerte más que probable?
Sólo pensar en el pavor que esas personas sentirían en alta mar, en plena noche, me impedía ponerme a escribir algo, porque todos los terrores que mi ahíto estómago occidental fuese capaz de imaginar, se quedarían en pañales ante tamaña odisea.
Para colmo de males me leo este fin de semana “Alce negro habla”, maravilloso libro que John G. Neihardt escribió con lo que le contó el célebre visionario de los Lakotas Oglalas y me hace renegar aún más de occidente.
Acto seguido me pongo la TV y me calzo un documental sobre cómo la administración americana se dedicó a perseguir el cannabis, como una muestra más de su recalcitrante racismo, pues con el pretexto de la marihuana, arrasaban con la población negra.
En este punto ya no puedo más y me quiero cargar a alguien, por tanto voy a despotricar:
¿Cómo puede ser que occidente sea tan cínico?
No conforme con haber reducido a añicos las culturas de medio globo ahora se dedica a desdibujarse a sí mismo y a caer en las manos del “amigo americano”.
El papa se ha dedicado esta semana a pedir perdón por los abusos sexuales en las escuelas canadienses para niños indígenas dirigidas por órdenes católicas, pero nada cambia, los curas seguirán follando niños porque mientras a una persona se le cercena su esencia, no actúa como tal sino que es un animal. Un sacerdote es un ser incompleto, está incapacitado para dar cualquier consejo sobre la vida o la ética. Manda narices que los llamen guías espirituales.
Jamás he entendido porqué los sacerdotes han de guardar el celibato o por qué la iglesia ha perseguido con tanto ahínco la manifestación libre de la sexualidad como el peor de los pecados. Yo lo tengo claro, cuando más cerca he estado de dios (o ese sentimiento cósmico sin nombre al que se empecinan en llamar dios) es drogado o follando, por tanto parece que las altas esferas se reservan el contacto con dios sólo para ellos. El vulgo no merece dicho contacto o al menos merece una versión más light. Con unos padrenuestros y unas iglesias majestuosas en las que agachar la cerviz, es suficiente.
Los Lakotas lo sabían y estaban en contacto con dios y con el espíritu que todo lo inunda, por eso los cercenaron, los occidentalizaron y los dejaron sin tierras.
No me dejan otra opción.
Me cago en la hostia.
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