Anoche soñé que era un barco velero.
Y navegaba libre, solo, sin rumbo.
Soñé que navegaba sin saber que el norte era norte, y sin pensar si más allá existía algo.
Y al navegar me cruzaba con un barco de pesca, y navegábamos un rato juntos.
Y bajaba las velas para no dejarme llevar por el viento, moviéndome sólo por la inquietud del agua.
Y después, al navegar de nuevo, atisbaba un barco de vapor y navegaba presto hacia él, tanto como el viento me dejaba, sólo para sentir un poco de su luz y su fuerza.
Anoche soñé que había marejada, que la tormenta pasaba, que la marea me había llevado a lugares desconocidos.
Exhausto después, tratando de seguir a flote, la mar se calmaba, y volvía a izar las velas para seguir navegando.
Y seguir, y flotar. Y dejarse llevar.
¿Y si sólo fuésemos barcos que se cruzan en el océano y no más?
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