Somos dueños
de cada paso
de cada acción
cada gesto
y mirada.
Somos inconscientes
-la mayoría-
del poder oculto
en nuestro
quehacer diario.
Tu sonrisa
puede cambiar vidas.
Aunque no te des cuenta.
Decisiones y dudas
manejan nuestro día a día.
Nos mantienen ocupados.
Por acción
o inacción.
En la mente
o en el cuerpo.
Divagando entre
posibilidades infinitas.
Llevando a cabo
la única escogida.
Así es la vida.
La condición única
que nos pone delante
es…
una vez elegida
no hay vuelta atrás.
Todo cambia.
Lo superficial,
lo profundo.
Como dijo Mercedes.
Aun así…
como humanos
con recuerdos
grabados
en memoria
en la piel.
Tendemos a atraparnos
entre todos ellos
y nostalgia nos visita.
Echamos la vista atrás.
A veces nos reafirma
el camino decidido,
otras nos invade tristeza
queriendo cambiar
el presente.
«¿Y si…?»
Y surgen infinitos «quizás».
Nos volvemos a atrapar.
¿Por qué no vamos de cara,
con valentía, de frente
a hacer lo que deseamos
de corazón?
¿Por qué no vivir evitando los «Y si…»?
¿Y si lo intentamos siempre
y dejamos de quedarnos con las ganas?
¿Y si dejamos el miedo y las dudas a un lado?
¿Y si logras lo que tanto deseas para tu vida?
¿Y si…?
Valga la redundancia.
Así era yo mismo
hace algunos años
hasta que decidí
dejar de evitar
el daño.
Mi único deseo real es
vivir mi vida
sin arrepentimiento.
A veces hay placer
otras, sufrimiento
pero siempre
siento la certeza
de ir por mi camino.
Deja una respuesta