Podría hacer una oda de tus recuerdos culpables que presagian
una noche de salitre en las mejillas.
Podría hacer una oda de tu sonrisa quejumbrosa pidiendo atención
de tres discusiones la garrafa.
Podría crear un soneto acróstico De
Esta mierda de poema;
TambiéN
Una
Égloga podría hacer, pero lo único que te ofrezco
eS que tú seas una cabra malnacida, y yo el cabestro
que Te observa renacer.
Recorro el camino
hAcia tu olvido,
mientras Prendo tu insolencia
Untando mi cabeza en rencores
coTidianos
que Ahondan
en los Vivaces daños,
Inextricables;
insonDables;
Amén.
Por cierto, la oda no tiene antónimo. Esto que acabo de escribir es aquello que no existe, como mi vida fluctuante en botellas de Coca-Cola Zero e intenciones vacías que llenan mi existencia pagada con tarjeta. El problema es que cuando me dicen que si quiero copia digo no, siempre digo no.
Deja una respuesta