Soneto (I)

Las manos siempre vacías
son nuestra única victoria
.
(Poeta Neorrabioso).

Es alergia inconsciente al orgullo
del apellido que sueña ser algo:
la luz del faro, la «H» del hidalgo,
el rebosar de un plato sin hambre, intuyo

un temblor en las manos, ruin arrullo
de un trozo de pan que entra, yo salgo
veloz del espejo que dice «valgo
un euro, medio, y grita que es suyo».

«¡Disculpa, perdona! No puedes comprar
yogures de marca con este vale
de servicios sociales, debes cambiar

por peines para la cana que sale,
o arroz, no sé, jabón para lavar,
cualquier cosa, ¡pero muévete, dale!»

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