Temblorosos dedos mecanografían el alma de un papel en blanco. Acarician como el vestido sin estrenar que roza la piel de una chica el día de su graduación. Ambos actos tienen ese algo de rito de iniciación que tanto llena de mariposas traviesas el estómago Futuro incierto, pérdida del control sobre cada mínima elección: una palabra, una coma, elegir una carrera o tomarse un año sabático…. Tomo una larga bocanada de aire y me lleno la mente de sueños e ideas que querré plasmar sobre el vacío de lo que envuelve la creatividad encerrada en una botella de cristal de un náufrago.
13 semanas, que comience el reto.
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