A la deriva

Allí estaba, contemplando nuestra playa, como nunca lo había hecho, como jamás pensé que podría mirarla. Deseando insaciablemente ser ese pedazo de madera que las olas, incansables, arrastran una y otra vez contra las rocas. 

Impasible ante ese dolor desgarrador que aun llenaba todo mi ser, incapaz después de tantas, seguir derramando lagrima tras lagrima, notando aun ese hormigueo constante en mi garganta de gritarle una y mil veces al cielo ¿por qué?

Mientras mi cabeza me da una y mil razones de porque no debería haber vuelto a esta maldita playa, un pequeño tirón en mis dedos me saca de mis pensamientos más oscuros. Mi hija, Sophie, que aun entiende menos que yo todo esto, me intenta arrastrar hasta nuestro rincón favorito de la playa. Mis pies son incapaces de dar un paso, pero me dejo arrastrar pensado irónicamente que al final sí que soy como esa madera a merced de las olas. 

Irremediablemente esas lagrimas que pensé se habían agotado, vuelven a recorrer sin control mis mejillas. Odio que ella me vea así, tiene cuatro años y es infinitamente más fuerte que yo. Cuando se da cuenta de mi inevitable recaída, me obliga a bajar a su altura, y me repite punto por punto la frase que le dije ese maldito martes, “No llores, mami sigue aquí con nosotras y nunca se irá”, mientras su dedito toca mi pecho, iluminando un poco con su sonrisa la oscuridad que desde ese día inunda cada rincón de mi existencia. 

No puedo evitar sonreír cuando de repente se me viene a la cabeza ese momento donde la oigo confesarle a su peluche Freddie que Mama no sabe leer su cuento tan bien como lo hacía Mami. 

Se que la necesita tanto o más que yo, pero ya tiene bastante con haber perdido a su madre y tener otra llorando constantemente por las esquinas, así que me seco las lágrimas y me voy a ayudarla a terminar su castillo de princesas como ella los llama. Menos mal que esto si se me da mejor que a ti Joanna.

Una llamada a su teléfono móvil rompe ese pequeño momento de paz.

¿Inspectora Recio? —dijo una voz que le resultaba algo familiar.

Yo misma, ¿Quién pregunta? — Carla no estaba para muchos misterios, y no se caracterizaba precisamente en el departamento de homicidios por su paciencia.

Perdone que le moleste inspectora, soy el agente Ruiz, pero tenemos nuevas pruebas sobre el caso Joker — La voz del agente, suplicante, hacia ver que, si no daba rápido más datos, la inspectora le haría pagar con creces que la llamara a su móvil personal.

— Más le vale agente que sea importante, sabe perfectamente que no vuelvo hasta dentro de una semana, hable de una vez — La inspectora sabía que debía ser algo grabe, su compañero Roberto no dejaría que la molestaran si no fuese el caso.

— Quería llamarla el inspector Gutiérrez, pero está en una reunión y me ha pedido que lo hiciera yo — El agente sabia que o lo soltaba ya o le pitarían los oídos una semana.

Me estas empezando a cabrear Ruiz, ¿a cuento de que tanta vuelta? — Carla empezaba a preocuparse de verdad, Ruiz siempre temblaba un poco en su presencia, pero esto ya estaba llegando demasiado lejos.

Lo siento inspectora, pero es que… no se muy bien como decirlo. La forense ha encontrado una prueba que relaciona el caso Joker con la muerte de su mujer — En este momento Ruiz daría todas sus videoconsolas retro por estar a kilómetros de ese teléfono, y eso que se había dejado todos sus ahorros en su última adquisición, una Atari Jaguar.

Carla sentía como el suelo empezaba a hundirse bajo sus pies, como el sonido relajante de las olas se convertía en un pitido sordo dentro de su cerebro. De repente ese “por qué” incesante dentro de su cabeza desde que asesinaron a Joanna adquiría un tono mucho más oscuro y preocupante. Lo que antes tenía una explicación más o menos razonable, esa donde estas en el sitio equivocado en el momento equivocado, pasa a convertirse de repente en una obsesión insana y tóxica que sabe, la corroerá hasta consumirla.

3 respuestas a “A la deriva”

  1. Impresionante! Alguna lágrima se me ha escapado al principio, ojalá saber que va a pasar después. Gracias por tu relato!

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  2. Una historia para continuar sin duda. Muy buena trama.

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  3. Buena trama, Intrigante, entretenida… consigue atrapar y sorprender al lector, sin duda un gran relato que merece una continuación 10/10

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