Por mis tripas

El miedo es como una marea de chapapote. Hay oleaje bajo él, la vida sigue, sube y baja, si me meto me voy a manchar, me va a atrapar y me voy a ahogar con lo denso y negro bajando por mi garganta.

El miedo es el instante en el que a pesar de saber que va a haber eclipse de sol y que solo durará un momento el corazón se encoge igualmente ante la duda cuando desaparece tras la luna, la tierra se tiñe con colores fuera de lo natural y los instintos primarios se vuelven locos, la alerta es máxima y la duda expande el tiempo. Miedo.

El miedo, como en el eclipse de sol, se me aparece recurrentemente y aparece en las certezas e ilusiones, la duda tiene un extremo pequeño pero muy afilado que consigue desgarrar la realidad como un descosido. Un descosido que creo que contiene el denso líquido negro que avanza lento, seguro, cierto y amenazante.

Soy el mamífero que sube a la superficie a respirar. Aún más, soy la pirueta del animal al despegar del agua para sacudirse las manchas con estilo. La vida sigue, por mis tripas que sigue.

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