Una crisálida que no quiere ser mariposa y consigue que un tiro de bueyes se atasque.

La espada de la justicia, que no estaba afilada, no pudo cortar aquella bola de papel abandonada en la mesa polvorienta.

El PVC tomando formas caprichosas por el efecto del calor, el mismo calor que quemó las alas de la mariposa cuando al fin salió de su trampa.

Filamentos de seda tejiendo una red de espinas que atrapan un ramillete de constelaciones.

Desequilibrio celular para alcanzar la simetría que nunca existió en este lado.

El otro lado está hecho de una pasta continua que no se debe describir. Todos los conceptos referidos por el lenguaje danzan complementándose unos a otros en torno a la forma primigenia de la que nadie sabe su nombre. Quizás nadie debiera querer referirla por no cercenarla. Me atrapa esa idea. No quiero ni tocarla. No quiero mancillarla con mi zafia impericia.

No quiero volver a hablar.

Nadie está en este punto conmigo y nada de lo que diga será entendido.

No quiero escribir.

No quiero tocar.

No quiero danzar.

Pero lo quiero todo a la vez.

Peligro de perderme en un fuego que consume todo lo banal, que lo purifica o lo reduce todo a cenizas, no sé bien cuál de las dos tareas es la suya.

Si, por definición, el sólo hecho de plantearte el hecho artístico, ya es un hecho altruista, pues su fin es compartir: ¿Por qué el creador es todo ego? ¿Por qué tipos despreciables y huraños han sido capaces de crear los momentos más sublimes?

¿Qué afán nos invade para querer encapsular lo infinito?

¿Cuán pretenciosos queremos ser pensando que tamaña tarea puede culminar con éxito?

Más pesada aún es la tarea de necesitar hacerlo a sabiendas del fracaso anticipado, porque sabes de sobra que NUNCA tendrás la destreza suficiente.

Un anfibio se debate entre la vida y la muerte en el trayecto árido que separa dos cauces rebosantes de agua cristalina.

El sol lo abrasa, le reseca la piel, vacía sus glándulas y sabe que no le quedan energías más que para un par de pasos más, pero avanza lento y cabizbajo, pero constante.

El agua fresca repondrá lo perdido, lo hará.