—Por favor, ¿quieres encender la linterna?
—Es que apenas tengo batería.
—¿Y?, así no hay quién abra el coche. Ahora abro y lo cargas, pero enciende la linterna, por favor.
—Lo poco que dura la luz me hizo recordar a los fósforos. Me gustaban los fósforos, sólo luz fugaz durante unos instantes, luego se apagaban.
Y encendías otro.
Primero te cegaba y luego podías ver, hasta que te quemabas. Me entró nostalgia.
—Pues nada, mañana te pones a diseñar una app para el teléfono, Luz de fósforo. Todo un acontecimiento para los nostálgicos, lo mismo hasta sales de pobre y te puedes comprar una batería buena para tu móvil que te dure más y me puedas alumbrar cuando te lo pida.
¡Que enciendas la puta linterna ya, romántico de los cojones!
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