Me prometiste una historia.
Me juraste que Cronos solo hubo uno y que los padres no devoran a sus hijos.
Que no hace falta ser laurel, porque los hombres no persiguen por el bosque, y menos se creen dioses.
Que volverías a Ítaca y te quedarías.
Que trescientos pueden con muchos más, porque sus escudos cubren al del lado, y no a uno mismo. No hay fisuras.
Me dijiste que se puede no escuchar a las sirenas , tan fácil como un tapón de cera.
Y qué si Circe decidió dejar la brujería y vive con animales, qué pasa si se cansó de convertir cerdos. Igual no tenía vocación.
Habría que preguntarle a Medea su versión de la historia.
Y a Ariadna, qué sorpresa, que pensaba que iba a salir bien lo de tirar del hilo.
Permíteme que no espere a nadie, y menos cosiendo.
Menudo cuento.
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